jueves, 9 de junio de 2011

Acerca de las fantasías...


Mi intento es escribir acerca de fenómenos que nos suceden a las personas; escribir sobre eso que compartimos como seres pensantes y sintientes. Pero hoy voy a escribir, también, sobre un concepto que viene del Psicoanálisis (Freud). No escribiré sobre teoría, le pediré un matiz.

En general solemos  identificar la fantasía con algo de lo que nos alimentamos para gozar.
Ese goce puede ser multiplicante, o sea, que la fantasía colabore en que nuestro placer de hacer y sentir aumente, y aumente la felicidad.Vehiculizando.
O   puede ser que lo que aumente, en lugar de la alegría, sea otra cualidad del sentir...  Una más cercana al displacer, en cualquiera de sus formas: la desconfianza, el miedo, el conflicto, el desagrado, el enredo. Vivencias que se diferencian cualitativamente de la alegría del placer porque no son limpias. Son lugares del sentir y pensar oscuros. Hermanos de trabas, detenimientos, vericuetos: LAS MARAÑAS (para ampliar ver esa publicación). OBstaculizando.

Son las fantasías de la Maraña, las que hoy convocan mi atención:


¿Qué reproducen?                                           ¿Qué escenifican?
                                         ¿Qué repiten?

¿Que plano del pensamiento superponen en el plano actual de lo que está pasando?

!¿Porqué se denomina fantasía a eso?¡


Varias preguntas...
Comencemos tomando un ejemplo de fantasías sádicas // masoquistas: "...de que el otro me haga algo malo, feo, terrible.." Sádismo en el otro, que me haría mal. Sádismo en mí, porque yo me hago mal al desplegar esa escena en mi vida psíquica, en mis pensamientos. Eso lastima, de ahí la decisión de llamarlas masoquistas...  Eso lastima, qué lástima ...
Es esto a lo que quiero llegar: son fantasías que hacen daño. Nos hacen sufrir en ese plano en el que existen: desplegando su obra de teatro por dentro. Como consecuencia, empantanan y dañan otro plano, el del acontecer presente: corporal y concreto de esa persona. 
Y pueden empantanarlo a un punto tal que no lleguemos a  poder discernir que entre esos dos planos, el de fantasía y el de la materialidad del presente, hay una DISTANCIA. 
Existe la necesidad de reconocer y descubrir eso.


Y las fantasías...
 ¿De dónde las hacemos?¿Porqué funcionan en el plano del pensamiento?  ¿Porqué vuelven?     Eh?

En principio creo que aquéllo que se denomina Fantasías (no se si estoy muy de acuerdo con llamarlo así) tiene conexión con ciertas vivencias experimentadas por esa persona. Cada vez que la fantasía empieza a re-desplegar su obrita de teatro: con los mismos personajes pero infinitos intérpretes, el mismo guión, quizá alguna variación en la escenografía;  en cada repetición, se dirigen hacia esas vivencias. Es una constante dedicatoria. 
¿Qué vivencias? Esas que en el momento de su acontecer no pudieron ser elaboradas de modo saludable. Porque faltaban los recursos para hacerlo, porque fue mucho el impacto de esa vivencia para sintetizarlo con el cuerpo y el pensamiento, o simplemente porque sí...
Las "fantasías" son la solución que se encontró para afrontar aquellas vivencias que se experimentaron en un plano "no verbal". Un plano de "las cosas" (o "la cosa"); más que de las palabras, la capacidad pensante.
 Entonces quiero decir que considero que el texto de la fantasía es la construcción que ese ser humano pudo hacer para integrar  ciertas vivencias orgánicas, corporales, sensoriales, sensacionales. Y, claro,  al repetirse la fantasía y sus textos, una parte de esas vivencias no integradas, retorna y aparecen solapadas entre las líneas de la obrita de teatro que nos funciona dentro.
 

¿Eso quiere decir que haya ocurrido el texto de esa fantasía?   Claramente, NO. 
Y tampoco creo que tenga viabilidad alguna hacerse esa pregunta. Primero porque la fantasía es en sí misma. Ella misma ocurre, en tanto es un intento por construir algo con eso vivenciado (que no es igual a vivido).Algo construido en un plano para poder elaborar algo vivido en otro.
Quizá sea mas interesante  hacer el trabajo por darle la entidad que le corresponde, más que preguntarse si ha o no ocurrido...
¿ O acaso creen que con el pensamiento podemos aprehender todas las vivencias que el cuerpo puede experimentar?


Por último:
¿Porqué no estoy de acuerdo con llamarlas Fantasías?
Porque siento que con esa denominación  les quitamos su autenticidad.  Cuando digo "fantasía" me viene algo de lo fantástico, irreal, no real. Sean o no reales, son auténticas.
Ese fenómeno de la vida de los seres humanos parlantes y sintientes merece una forma más ajustada de nombrarse.
La asignación de otro valor de entendimiento.

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