domingo, 31 de octubre de 2010

Tao

Cuando todo el mundo reconoce la belleza como tal,
nace la fealdad.
Cuando todo el mundo reconoce la bondad como tal,
nace la maldad.
Porque Ser y No-ser se engendran uno a otro,
lo difícil y lo fácil se complementan mutuamente,                                              
lo largo y lo corto se miden entre sí,
lo alto y lo bajo se apoyan mutuamente,
el sonido y el tono se armonizan entre sí,
el antes y el después se suceden uno a otro.
Por eso el sabio actúa por la no-acción
y enseña sin palabras.
Todas las cosas nacen de él, pero no las intenta dominar,
todas las cosas dependen de él para su existencia
pero no se apropia de ellas,
las ayuda en su obrar, pero no se apoya en ellas,
realiza completamente su obra, pero no se atribuye mérito
                                                                             alguno,
y al no atribuirse mérito alguno, nada puede perder.


Tao, Cap II ( de una edición barata, no se cuán fidedigna es, pero su mensaje trasciende la traducción...)

Es genial, verdaderamente.
Por un lado la simple idea, lo Uno, genera lo Otro . Que algo sea "una cosa", lleva como consecuencia inevitable que "otro-algo" no lo sea. De allí los problemas de las polarizaciones y la reductibilidad que se produce como efecto inevitable de esa acción, la de polarizar, la de tomar en cuenta Un Ser, Una Ley de Ser...
Y en segundo lugar, la forma del sabio, que actúa desde la no-acción, o desde una acción que no lleva a la polarización en su opuesto,. Obra, sin atribuirse mérito, obra, hace, existe, sin esperar.  Y como no espera, nada tiene para perder...
Una maravilla...

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